La ira es una emoción y como todas las emociones debería servirnos para adaptarnos a las diferentes situaciones, sobre
todo aquellas que requieren de una respuesta de afrontamiento para su resolución. Experimentar una reacción de ira adaptativa nos defiende y nos pone a salvo de un peligro o agresión de nuestro entorno o medio ambiente. Pero cuando no se
controla, deja de ser adaptativa y puede generar un daño absolutamente innecesario a los demás e incluso a nosotros mismos.
Lo que
provoca la pérdida del control sobre la
agresividad no es tanto lo que sucede en sí, sino la forma en que
interpretamos acerca de lo que sucede. Esta interpretación errónea de la situación básicamente genera una sensación de "amenaza" que produce una activación (física y cognitiva) cuya "salida" o
defensa errónea frente a dicha amenaza puede ser una reacción de ira o agresividad. Las consecuencias suelen ser:
- Producir daño a terceras personas, incluso a las que queremos.
- Incurrir en un riesgo para nuestra integridad física: también otras personas nos pueden responder de forma agrasiva o violenta.
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Utilización de la ira con mayor frecuencia, aumentando el descontrol y la violencia (refuerzo de estas conductas inadecuadas).
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Desarrollo de otros problemas psicológicos y físicos como pueden
ser depresiones, sentimientos de culpabilidad, baja autoestima, problemas cardíacos, de tensión arterial, digestivos, etc.
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PROGRAMAS PERSONALIZADOS
Se pretende construir y generar un programa que favorezca la reestructuración cognitiva en la persona que tiene identificado este problema,
logrando como consecuencia el uso de estrategias adecuadas para controlar la ira y controlar para sustituirlas por otras más adecuadas, las conductas agresivas dentro de lo que es la vida
diaria. Con este programa se consigue:
- Mejorar el conocimiento sobre las emociones
y en concreto sobre la ira para facilitar la comprensión del problema.
- Conocer la naturaleza de la
agresividad así como el ciclo que caracteriza su presencia en las relaciones humanas.
- Dotar a la persona de técnicas de
relajación para controlar la activación fisiológica y emocional asociada a la experiencia de ira.
- Proporcionar estrategias externas y de
control de pensamiento para reducir los estímulos y situaciones que actúan como desencadenantes.
- Modificar los pensamientos y
actitudes disfuncionales asociados a la ira para desarrollar un patrón de pensamiento alternativo y funcional que permita poner en marcha conductas más adaptativas y la vivencia de
emociones más ajustadas.
- Aprender formas de comunicación
asertiva de cara a sustituir la agresividad como forma de lograr objetivos.
- Desarrollar un plan de
prevención de situaciones futuras difíciles o conflictivas.